Este poco conocido ensayo del autor escocés es, precisamente, un canto a la vida. En él, el genial autor desvela los ingredientes esenciales de su visión vital.La sabiduría de la ociosidad, por ejemplo, enfocada a la certeza de que non hay deber más infravalorado que el de ser felices. O la ociosidad como concepto revolucionario: si una persona no puede ser feliz sin estar ociosa, ociosa tiene que permanecer. Para el autor, la ociosidad, que no consiste en no hacer nada, sino en hacer muchas cosas no reconocidas en los dogmáticos formularios de la clase dirigente, tiene tanto derecho a mantener su lugar como la misma laboriosidad. Y goza de un camino inexcusable: el que discurre por caminos poco frecuentados, que la llevarán hasta la consolidación del sentido común.
Escritor escocés, Robert Louis Stevenson, nacido en Edimburgo el 13 de noviembre de 1850, está considerado uno de los clásicos de la literatura del siglo XIX.
La literatura de Stevenson se centra en novelas de fantasía y de aventuras, dando como resultado una excelente producción que le valdría el éxito popular. Obras como La isla del tesoro (1883), El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886) o Flecha negra (1888) han sido traducidas a decenas de idiomas y adaptadas al cine, el teatro o la televisión en multitud de ocasiones.
Debido a su frágil salud, Stevenson viajó por el mundo entero en busca de climas más saludables, convirtiéndose en un experto de la literatura y el ensayo de viajes.
Sus últimos años transcurrieron en las Islas Samoa, donde murió el 3 de diciembre de 1894.